La Muestra Escénica Iberoamericana presenta en el Teatro El Sauzaly dentro del programa Foco Méxicoel espectáculo Enemigo del pueblo, de la Compañía Nacional de Teatro de México.
Un pequeño pueblo festeja la construcción de un balneario local. Desde que abrió, todos tienen más dinero. El doctor del pueblo hace un descubrimiento complicado, ya que su hermano es el alcalde y ambos saben de responsabilidad social. Sólo hay un periódico y todos confían en lo que publica.
HenrikIbsen publicó Un enemigo del pueblo en 1883. Esta versión busca retomar el impulso más poderoso del original: organizar una ficción que problematice la utopía de convivencia de la época.Ibsen, en el ocaso del diecinueve y aquí, 134 años después.
Hoy, la aspiración a llevar una buena vida parece depender de la habilidad -o falta de ella- para administrarnos en la plataforma pública. La modernidad atenta contra la posible intimidad. Nos sabemos tan observados, que la única defensa sensata que hemos encontrado es afilar nuestra vigilancia al otro hasta lo paralizante. Somos un ejército de estatuas animadas, temerosas de hacer un gesto anómalo ante la certeza de que -por osar ser distintas- seremos devoradas. Y confundimos la uniformidad con democracia. El silencio con respeto. La vigilancia con orden. Lo íntimo con lo prohibido. El periodismo con servilismo. Las provocaciones artísticas con posturas personales. La policía con el pueblo. La felicidad radica en señalar la falta ajena, el fracaso de una visibilidad impuesta y generalizada.
¿Es posible que una pregunta tenga dos respuestas aparentemente éticas, pero contradictorias? ¿Es aceptable el concepto “ética excluyente”? ¿Estamos a la altura de las utopías que fantaseamos? Entre los muchos objetivos del arte, minar la velocidad de la comunicación contemporánea para abrir espacios de pensamiento y contemplación debe ser una prioridad.